jueves, 25 de noviembre de 2010

KRISHNAMURTI


Para comprender el sufrimiento, primeramente uno tiene que darse cuenta de esta lástima de sí mismo. Es uno de los factores del sufrimiento. Cuando se le muere alguien, usted se queda sin compañía y se da cuenta de lo solitario que está. O si se le muere alguien, usted se queda sin dinero, se siente inseguro. Usted ha estado viviendo, dependiendo de los demás y empieza a quejarse, comienza a sentir lástima de sí mismo. De modo que esta lástima es una de las causas del sufrimiento. Esto es un hecho, como que usted se siente solo; eso es "lo que es". Observe la lástima de sí mismo, no intente sobreponerse a ella, no la niegue ni diga: ¿Que voy a hacer con ella? El hecho es que hay lástima de uno mismo. El hecho es que se siente solo. ¿Puede usted mirar, sin compararlo con lo extraordinariamente seguro que se sentía ayer, cuando tenía aquel dinero, a aquella persona, aquella capacidad o lo que fuere? Simplemente mírelo. Entonces verá que la lástima no tiene cabida alguna. Eso no quiere decir que usted vaya a aceptar la situación tal cual es.
Uno de los factores del sufrimiento es esta extraordinaria soledad del hombre. Usted puede tener compañeros, puede tener dioses o muchísimo conocimiento, puede ser extraordinariamente activo en la sociedad, hablando interminablemente de los chismes de la política - al fin y al cabo, la mayoría de los políticos se dedican al cotilleo -, a pesar de lo cual sigue existiendo esta soledad. Por lo tanto, el hombre trata de encontrarle sentido a la vida y se inventa un sentido, un significado. Pero la soledad permanece. Así que, ¿puede usted mirarla sin comparación alguna, simplemente verla tal cual es, sin intentar desentenderse de ella, sin tratar de ocultarla o rehuirla? Entonces usted verá que la soledad se convierte en algo completamente distinto.
El hombre debe estar solo. Nosotros no estamos solos. Somos el resultado de mil influencias, de mil condicionamientos, de herencias psicológicas, de la propaganda y la cultura. No estamos solos y, por lo tanto, somos seres humanos de segunda mano. Cuando uno está solo, completamente solo, ni formando parte de una familia, aunque uno pueda tener familia, ni perteneciendo a ninguna nación, cultura, careciendo de cualquier compromiso concreto, tiene la sensación de ser un extraño, ajeno a toda forma de pensamiento, acción, familia o nación. Y sólo el que está completamente solo es inocente. Esta inocencia es lo que libera a la mente del sufrimiento.

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